MITOS

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Hace años recuerdo haber visto en la televisión uno o dos capítulos de una serie que se llamaba «Myth busters». Se trataba de un par de individuos que se dedicaban a desmitificar algunas cosas que las personas consideramos como hechos comprobados.

En alguno de esos capítulos me acuerdo que demostraban como falso el «hecho» de que no podías meterte a una alberca después de comer hasta haber pasado una hora. Este mito surge de la idea de que cuando hacemos la digestión la sangre viaja más hacia el estómago, desproveyendo de oxígeno a los músculos de brazos y piernas, lo que podría ocasionar calambres y, por lo tanto, impedirnos flotar y nadar, causando que nos ahoguemos en el fondo de una piscina. Es falso.

Estamos llenos de mitos.

Otro ejemplo es la creencia de que con solo 21 días de hacer algo, ese algo se convierte en un hábito, cuando las investigaciones más recientes dicen que, en promedio, los hábitos se pueden formar en 64 días, es decir, que algunos hábitos tardan menos días y otros pueden tardar mucho más en formarse (aunque recientemente leí en un libro bastante bien documentado, que para mayor seguridad, deberíamos repetir una acción hasta 18 meses para que se convierta en hábito permanente).

Otro ejemplo es «La ley de las 10,000 horas». Investigaciones de Malcolm Gladwell sobre las personas más exitosas demostraron que los que son los mejores del mundo en algo practican y practican y practican hasta 10,000 horas; sin embargo, el teléfono descompuesto de los seres humanos cambió el «ser el mejor del mundo en algo» por «ser bueno en algo», así la «ley» se plasmó en el mito «Si quieres ser bueno en algo debes practicarlo 10,000 horas»; se ha demostrado que, seleccionando las habilidades necesarias para algo, por ejemplo, para tocar un instrumento musical, el seleccionar los 4 ó 5 acordes más usados en canciones populares, bastaría con practicarlos 20 horas para «ser bueno» en tocar dicho instrumento.

En fin, estamos llenos de mitos: «Si te tragas un chicle tardas 7 años en digerirlo», «Tronarte los dedos causa artritis», «Cortarse el pelo lo hace más fuerte», etc.

A mí me gustaría hablar de los mitos sobre el cerebro y cómo la investigación ha encontrado evidencia que demuestra que son falsos. Aquí van algunos:

1. Sólo usamos el 10% de nuestro cerebro: Si esto fuera cierto, no podríamos ni siquiera dar un paso; algunos dicen que si tan solo usáramos el 50% de nuestro cerebro seríamos más inteligentes; nada que ver; usamos constantemente grandes áreas de nuestro cerebro en nuestras actividades diarias; por ejemplo, sólo para levantar la mano para saludar mientras sonreímos, un conjunto de neuronas se ponen en marcha para reconocer al otro, tus cortezas premotora y motora se usan para que tu brazo y mano se muevan, además del cerebelo para coordinar tus movimientos rápidos, las regiones prefrontales acompañan a tu sonrisa, además de las neuronas espejo relacionadas con la empatía, etc., y, todo esto, sin considerar que las áreas involucradas varían si a quien saludas es a tu mamá o a alguien que te es indiferente; el solo hecho de saludar y sonreír no nos sería posible si usáramos sólo el 10% del cerebro

2. La inteligencia se hereda: «¡Es tan inteligente como su padre!» solemos escuchar; si bien el sistema nervioso, el cerebro y otros órganos tienen influencias hereditarias y, nuestros genes los recibimos de nuestros padres, la inteligencia tiene su base en ellos, pero ésta dependerá muchísimo más de los factores del entorno y de lo que cada persona haga para desarrollarla

3. El coeficiente intelectual revela el nivel de inteligencia: Los tests de CI miden habilidades cognitivas de una persona en relación a otras de la misma edad, sin embargo, hay investigaciones que demuestran que personas con un bajo resultado en estas pruebas han tenido mejor desempeño que otras con mejores resultados; una persona inteligente además de, manejar un vocabulario fluido, resolver cálculos básicos con habilidad, tomar decisiones correctas y alcanzar sus metas, es aquella que se relaciona muy bien consigo misma y, principalmente, con los demás (lo que resulta mucho más importante, se llama inteligencia emocional)

4. La agilidad mental comienza a deteriorarse a partir de los 40 años: No solo la agilidad mental sino la física; pero esto no tiene que ver con la edad, sino con el uso; la exigencia intelectual (la lectura y el estudio, la resolución de problemas, el análisis, etc.) junto con ejercicio físico y una alimentación adecuada evita el deterioro del sistema nervioso promoviendo procesos de neurogénesis y neuroplasticidad

5. El cerebro no genera nuevas neuronas a lo largo de nuestra vida: El sistema nervioso continua generando neuronas y otro tipo de células, incluso, en edades avanzadas y, más aún, si hay actividades aeróbicas, alimentación adecuada y un buen sueño

6. Las emociones afectan negativamente la toma de decisiones: Una creencia muy arraigada es que la ausencia de emociones facilita la toma de decisiones acertadas; por el contrario, las emociones funcionan como un GPS que antecede y guía al componente cognitivo evitando que se pueda tomar una decisión perjudicial o negativa

Y hay otros que resultan falsos: «El daño cerebral es irreversible en todos los casos», «las personas felices usan menos su cerebro», «si no se nace con buena memoria, nada se puede hacer», etc.

Yo creo que en estos como en otros mitos, lo mejor es la lectura y el estudio. Ten cuidado con aquello que se ha creído más por tradición o por investigaciones que han caducado al encontrarse hechos más recientes que lo contradicen.

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