QUÉ ME PASA CON LO QUE PASA

Imagina la siguiente escena: Una pareja va a una fiesta; justo al llegar, él se reúne en torno al asador con los amigos, mientras las mujeres se encuentran en la sala platicando; se oyen la risotadas de los caballeros, ellas comentan sobre la familia, la suegra, los hijos, etc.; llega la cena, terminan y en unos momentos más esta pareja se retira; una vez en el auto ella «abre fuego» y dice «Parece que olvidas que estas fiestas son DE PAREJAS, nomás llegas y te vas con tus amigotes que no parecen otra cosa que adolescentes bebiendo cerveza y contando chistes de doble sentido, mientras te olvidas de que tienes mujer; mi papá jamás hubiera hecho tal cosa», a lo que él responde «Es que yo no soy tan mandilón como mi suegro…» y la escalada de violencia comienza.

Diría el terapeuta canadiense Alvin Mahrer, son dos consciencias de primer orden, cuya característica principal es responsabilizar al otro de lo que le pasa a uno. Si soy feliz es gracias a ti, si estoy enojado es culpa tuya y así eternamente.

Si bien, el otro hace lo que hace, lo que me pasa a mí con lo que el otro hace, es mío.

Recuerdo aquella sesión de grupo de crecimiento que yo dirigía en el que una mujer dijo «Estoy molesta porque lo que pudo ser una hermosa velada romántica con mi pareja, terminó en una batalla campal»; le pedí que me diera más detalles y ella se negó; entonces le pedí que sin detalles, mentalmente recorriera «la película» de la noche anterior y que la detuviera en el momento en que ella detectara el instante de su enojo; hizo el ejercicio mental y «detuvo la película»; en ese momento le dije «No me digas que te dijo él sino que te dijiste tú con lo que te dijo él»; en ese momento comenzó a revelarse ante ella su conciencia de que no fue lo que dijo él sino lo que ella se contó, lo que detonó su enojo. Él dijo lo que dijo, pero su enojo vino de el cuento que ella se contó.

Cuando me siento contigo a hablar de ti, te defenderás, pero cuando me siento contigo a hablar de mi, de mis cuentos, será más fácil que me escuches.

Cada vez que, en una sesión de coaching, alguien me platica de un problema interpersonal, con frecuencia les pregunto «¿Y a ti qué te pasa con eso?», casi siempre salen los miedos, las frustraciones, los enojos, las interpretaciones y yo remato diciendo «¿Y ya le platicaste eso al otro?», casi siempre mi coachee abre los ojos desmesuradamente «¿Cómo, platicarle esto?» y les digo «¡Claro! Dile qué te pasa con lo que pasa».

Solemos manejar nuestras relaciones interpersonales apuntando nuestro «arsenal» hacia al otro, en lugar de decir al otro que es lo que pienso, siento, interpreto, deseo, etc. Es decir, hablar de mí, en lugar de hablar de «desgraciado» del otro.

¿Recuerdas la primer escena? Y si ella dijera «Amor, cada vez que vamos a una fiesta de parejas y te vas con tus amigos dejándome sola (hecho) me siento «abandonada» (emoción), porque pienso que la pasas mejor con tus amigos que conmigo (interpretación), no digo que no quiero que lo hagas pero me gustaría que cada 20 ó 30 minutos estuvieras algunos conmigo (deseo) ¿Qué piensas tú?»

Fuera del hecho que es lo que otro hace, el resto es lo que le pasa a ella (lo que siente, lo que interpreta, lo que desea,…)

En mi experiencia, sin negar que el otro hace lo que hace, siempre será más productivo hablar de «Qué me pasa con lo que pasa» que apuntar hacia el otro como culpable de mi tristeza o mi enojo o mi miedo.

Abrazo

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