Es el título de un libro escrito magistralmente (según yo) por Juan Miguel Zunzunegui. Estoy leyéndolo y me parece muy interesante, quizás porque se alinea mucho a mi manera de pensar: Dejar la competencia y abrazar la colaboración, respetarnos aceptando que tenemos visiones diferentes de una misma realidad, dejar el encono; tener PAZ.
Ni independencia, ni reforma, ni revolución han sido transformaciones porque, aunque los grupos en el poder cambiaron, el país no; seguimos siendo un país de gandallas, transas y egoístas. Condenamos la corrupción pero somos un país de corruptos en lo individual (nos robamos la luz, los hidrocarburos, damos mordidas, compramos piratería, compramos facturas para la evasión de impuestos, nos estacionamos en doble fila o en el lugar para discapacitados, tiramos basura en todos lados, etc.)
¿Paz? No. Tuvimos estabilidad durante el porfiriato y los «buenos» años del PRI, pero ésta se basó en la represión. Estuvimos «tranquilitos» porque había un poder superior amenazante que nos decía «Si se pelean, se lo carga la ch…»
Zunzunegui nos dice: «Si una nueva clase política toma el poder y en lugar de cambiar por completo la estructura sólo la ponen a su servicio, si en lugar de terminar los privilegios sólo cambian los privilegiados, si el rencor confundido con justicia es la motivación de los nuevos poderosos, si la ira tradicional de este país sigue anidando en los nuevos dirigentes y en el pueblo, si el individualismo y el egoísmo, nuestra histórica gandallez, sigue fluyendo por las venas de la nación, seguiremos en guerra, seguiremos sin pacto social (uno basado en la idea de justicia, de dignidad, de posibilidades abiertas para todos, de la genuina y racional convicción de que la correcta distribución de la riqueza socialmente producida es fundamento de la paz) y, desde luego, nunca veremos una transformación, aunque éste sea el mito del nuevo régimen».
Finalizo con otra idea de Zunzunegui: «Nadie podrá transformar a México si los mexicanos no están dispuestos a transformarse a sí mismos».
Dijo Gandhi «Debes ser tú el cambio que quieres ver en el mundo».
Abrazo,
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