EL JUEGO DE CARTAS

El juego de cartas

Recuerdo haber visto hace años un video en donde el conductor del mismo tenía frente a sí una línea de jóvenes a quienes les pedía que dieran un paso al frente si cumplían con tal o cual condición. Estaban en un campo abierto con una barda en el fondo.

“Den un paso al frente los que…

…sus padres siguen juntos.”
…han tenido educación preparatoria y/o universitaria.”
…cuentan con un teléfono celular inteligente.”
…tienen una computadora.”
…tienen dinero para sus gastos corrientes.”
…cuentan con un carro.”
…cuentan con una red familiar que los apoya.”
…etc.

Era importante ver cómo muchos de ellos dieron un paso al frente por cada condición, cómo algunos solo dieron algunos pasos e, interesante, muchos NO DIERON UN SOLO PASO.

El conductor ahora decía: “Ahora necesitas correr hasta llegar a la barda que está en el fondo de este campo, no importa cuál sea tu posición, si tienes ventaja o no, intenta llegar primero que todos”.

El resultado fue que, no necesariamente, los que estaban más al frente llegaron primero, en cambio, sí lo hicieron algunos de los que estaban en el fondo del grupo.

Tener ventajas no es una condición definitiva para ir al frente en el transcurso del tiempo y de la vida. Conozco a muchos que las tienen y “terminan atrás” y, al contrario, quienes no tienen ninguna o muy pocas, “terminan en los primeros lugares”.

Tener ventajas ayuda para tener éxito, pero no es definitivo.

Dicen que la vida se asemeja a un juego de cartas en el que cada uno inicia con la mano que le ha deparado el destino.

¿Dicha mano depende de mí? No.

Un padre alcohólico, una familia disfuncional, pobreza, acné, tendencia al sobrepeso, un legado familiar vergonzoso, parientes con antecedentes penales, bancarrotas familiares, un mal gobierno en el país de residencia, el estallido de una guerra, un mal congénito, contaminación y un larguísimo etcétera, pueden representar obstáculos que están ahí sin que yo fuera quien los eligió.

Muchos de estos me afectan sólo a mí, pero muchos otros afectan a toda una comunidad o grandes grupos de personas.

Por más especiales que sean esas cartas de mi mano inicial (o manos subsecuentes) y, en parte, éstas determinen las alternativas que me son disponibles para actuar, también son un reto (u oportunidad, depende de lo que te cuentes), que pone a prueba nuestra responsabilidad creativa.

Ya lo comenté antes, pero vale la pena mencionarlo ahora. Responsabilidad (o respons[h]abilidad) es nuestra capacidad de respuesta o acciones que podemos emprender frente a aquello que no controlamos (desafío ambiental) para, al final, aumentar la probabilidad de obtener lo que deseamos. Esta responsabilidad es incondicional pues no tiene dependencias que no sea aquella que la de mi elección.

Una responsabilidad reactiva, es útil pues resuelve el problema que tengo enfrente, sin embargo es agotadora y sus efectos “muy caros”.

Una responsabilidad proactiva, se anticipa al problema y, si éste apareciera, minimiza el daño provocado por él. Mucho mejor.

La responsabilidad creativa, no resuelve ni se anticipa, sino que disuelve el problema, esto es, o hace que no aparezca o, si ya apareció, hace que no aparezca de nuevo.

Amar lo que es, es lo que muchos recomiendan para poder emprender un viaje hacia el cambio y los resultados que deseamos.

Si no aceptamos las cartas que el destino nos ha dado, no podremos jugar nuestra mejor partida y acabaremos atrapados en la culpa, el resentimiento, la resignación, el auto odio.

¿Cuántos de nosotros no deseamos intensamente que el destino nos hubiera dado un juego de cartas más venturoso?

El tema no es contar con mejores cartas, si no saber jugar con las que contamos de manera más inteligente, cuidadosa y creativa.

¿Cuántas veces hemos sido conmovidos por historias de personas minusválidas, pobres o sujetos a circunstancias socio – políticas tremendas en su países y que, a pesar de ellas, han salido adelante?

¿Cuántas veces hemos terminado asombrados por historias de personas que “lo tienen todo”, belleza, riqueza y/o fama y han terminado en la ruina, no solo material, sino emocional?

La aceptación de nuestra mano de cartas inicial es la clave, el segundo paso, es aumentar nuestra capacidad de respuesta (respons[h]abilidad) para jugar eficientemente y aumentar la probabilidad de obtener lo que deseamos.

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