EL ABSURDO LENGUAJE DE LA VÍCTIMA

En alguna ocasión hablamos ya de la autoestima y cómo, si ésta es defectuosa, tiene un impacto fundamental en nuestras relaciones con los demás y cómo vivimos improductivamente nuestras vidas.

Este tipo de auto estima está relacionada con el rol de la víctima que podemos asumir. La víctima culpa a algo o a alguien cuando las cosas no le salen bien, tiene relaciones hostiles, busca tener siempre la razón, centra su atención en aquello que no puede controlar (variables exógenas) y lo culpa y, por último su lenguaje es increíblemente absurdo.

Cuando escucho el lenguaje de la víctima en alguna persona (incluyéndome) tiendo a preguntar o decir, al respecto, cosas realmente absurdas que «sacan el tapete» a la víctima en cuestión. Algunos ejemplos:

* Cuando una persona me dijo «Mi jefe me da miedo» yo le pregunté «¿Y cómo te lo da? ¿En una cajita? ¿En una bolsa?»
* Cuando una persona me dijo «No hice la tarea porque se me vino el tiempo encima» yo le dije «Me imagino que te ha de haber dolido muchísimo…¡Imagínate! ¡Todo el tiempo encima de ti! ¡Wow!»
* Cuando alguien me dijo «No hago ejercicio porque no tengo tiempo, yo le dije «¡En la tiendita venden tiempo, ve y compra algo! ¡El tiempo no se tiene!»
* Alguien comentó alguna vez «Esa persona me decepcionó» y yo cuestioné «¿Quién puso las expectativas? ¿Te decepcionaron o te decepcionaste?»

El primer paso para dejar el rol de la víctima y pasar al del protagonista que se hace cargo de su vida es hablar en primera persona y cambiar la mentalidad subyacente.

«Estás en la posición equivocada en relación a tus globos oculares» decía alguien por ahí. Estás viendo hacia afuera, cuando lo productivo es ver hacia adentro.

Abrazo

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