COSIFICAR

Def. Verbo transitivo. «Convertir en cosa a algo o a alguien; considerar y tratar como cosa a alguien o algo que no lo es».

Creo que este verbo lo escuché por primera vez cuando estudiaba la maestría en desarrollo humano, allá por el 2002 – 2003.

Llamó mi atención, en el sentido, de la facilidad con que nos cosificamos o cosificamos a los demás. Te preguntarás cómo hacemos esto.

En estos días estuve en una sucursal bancaria y, estando en la fila para ser atendido, dos niños, una mayorcita y uno más pequeño, discutían; ella quería dar una mordida a una manzana que él tenía y él pedía que fuera una «mordidita nada más», en eso intervino la mamá diciendo a la niña «¡Pero que sea pequeña ya sabes lo chillón que es!». Yo pensé «El niño ha escuchado el mensaje, si se lo dicen con frecuencia, se creerá chillón». Recuerden que el cerebro está preparado para creer como verdad un mensaje, aunque sea mentira, siempre y cuando lo repitas (o me lo repitan y yo lo acepte).

Hace años escuché un audio que se titula «El poder de la palabra» de Gaby Vargas, esta escritora y especialista en temas de imagen y superación personal. Gaby reseña su encuentro con una buena amiga en el gimnasio y relata que dicha amiga, en su conversación, dice «Es que yo soy muy distraída…» y, 2 segundos después corrigió diciendo «Bueno, a veces me manifiesto como distraída». Gaby nos dice que el lenguaje es poderoso y convence a nuestro cerebro; al decir «Yo soy…» el cerebro empieza a programarse para convertirte en eso, mientras que al decir «A veces me manifiesto…» el mensaje no es que yo así sea siempre, sino que en ocasiones hago algo y en otras ocasiones no.

La palabras «Yo soy» o «Tú eres» nos cosifican. A menos que la destruya, la queme o algo así, una cosa es una cosa que no tiene posibilidad de cambio. Bien, pues al decirnos «Yo soy» o decirle a alguien «Tú eres», estamos usando un lenguaje «no transformacional». Nos convertimos o convertimos a otros (si nos dan la autoridad) en COSA, sin posibilidad de cambio; nos decimos tácitamente «Así soy (así eres) y no hay manera de ser de otra forma».

Por otra parte, y en este mismo sentido, cuando damos retroalimentación de manera positiva (elogio) o negativa (crítica), es común que cosifiquemos al otro, muy probablemente, sin ser conscientes.

Los especialistas en el tema dicen que, al dar retroalimentación, debemos considerar 3 aspectos:

1) Ser directos: Entregar nuestra retroalimentación a la persona directamente y no a otros sobre la persona siendo retroalimentada; decir «Quiero decirles a todos ustedes lo orgulloso que me siento por el buen desempeño de Laura porque…», es diferente que decir (aun enfrente de otros) «Laura, me siento orgulloso por tu desempeño porque…»

2) Ser específico: La retroalimentación es más poderosa cuando es específica y le da claridad al otro de las razones por las que se da el comentario; decir «Laura, me siento orgulloso, por tu gran desempeño y deseo que sigas así ya que tienes una gran capacidad», es diferente que decir «Laura, me siento orgulloso por tu gran desempeño, pues en la última reunión has presentado un reporte completo de la situación financiera de nuestra empresa en el último trimestre, con los datos exactos y gráficos que nos permitieron verla con claridad»

3) No atributiva (no cosificar): No caracterizar los atributos del otro, más bien, hablar de nuestra experiencia con el otro; decir «Laura, ERES una persona con gran desempeño y capacidad» (cosificando a Laura; Laura podría decir «Yo no soy así, eso no es cierto», o bien, «Yo soy así y no puedo ser mejor que esto»), es diferente que decir «Laura, al presentar el reporte financiero de nuestra empresa del último trimestre, ME sentí sumamente contento y satisfecho porque pensé ‘puedo confiar en Laura, ella siempre responde a sus compromisos con seriedad y profesionalismo’, te estoy muy agradecido»; esto deja al otro «abierto» a la posibilidad de ser mejor o de cambiar, al no decirle «Tú eres»

Esto aplica tanto para el elogio como para la crítica.

El lenguaje no transformacional se caracteriza por: Crear ganadores o perdedores, restar energía, darse indirectamente, no dar información suficiente, cosificar al otro (o a mí) sin posibilidad de transformarse, ser formulista (no auténtico)

El lenguaje transformacional se caracteriza por: Dar información valiosa sobre las acciones mías o del otro, energizar, darse directamente, ser específico, hablar de mi experiencia con las acciones del otro, ser auténtico

Al eliminar el «Yo soy» y «Tú eres» estamos usando este segundo lenguaje, estamos tratándonos, no como cosa, sino como un ser humano inacabado que siempre puede transformarse para desarrollar su enorme potencial.

Abrazo,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *