CODICIA – AVARICIA

La codicia y la avaricia son muy parecidas, veamos sus definiciones:

  1. Codicia: Deseo vehemente de poseer muchas cosas, especialmente riquezas o bienes.
  2. Avaricia: Afán de poseer muchas riquezas por el solo placer de atesorarlas sin compartirlas con nadie.

Deseo vehemente, riqueza, atesorar, son palabras que me “saltan” cuando leo estas definiciones.

Escribió León Tolstoi, al autor ruso de la novela Ana Karenina: No hay condiciones a las que un hombre no pueda acostumbrarse, especialmente si ve que a su alrededor todos las aceptan.

Pareciera que nos hemos acostumbrado a la codicia, es decir, al fortísimo deseo de poseer y poseer y poseer sin límites.

Hoy en día, el estilo de vida de la clase media norteamericana se ha vuelto aspiracional al menos para 1,000 millones de personas en China y, para otros tantos, en la India, por decir solo dos ejemplos. Existen muchos millones de personas más en muchos otros países aspirando a tener y tener, incluido México.

Creo que tener no es malo por sí mismo, pero la línea entre ambicionar tener una vida mesuradamente buena y el deseo de querer tener más y más puede borrarse fácilmente.

Los nativos del Este norteamericano dijeron a los colonos que arribaron desde Europa: “Nos dimos cuenta, cuando ustedes llegaron, que tenían una enfermedad llamada Wetiko”. “Wetiko” quiere decir “caníbal”, aquel que se come la carne de su semejante, pero para los nativos quería decir, aquel que se come la vida de otro. Cuando queremos y queremos más tenemos esta enfermedad mental donde, sin importarme la vida de mis semejantes, hacemos lo necesario para poseer cada vez más.

Cuando vivimos en despoblado, en el crudo frío de un bosque, no somos felices. Si alguien nos dijera “ven, pasa a mi cabaña, cúbrete con esta manta, acércate al fuego y toma esta sopa caliente”, definitivamente seremos felices. La enfermedad o engaño está en que si tenemos más, seremos más felices y si tenemos aún más lo seremos aún más. Es como si tener 10 millones de pesos me hiciera feliz y tener 20 millones me hiciera doblemente feliz.

Las investigaciones nos demuestran que no, que hay un límite donde tener más no nos hace más felices (Leer “La ciencia del bienestar” de Carmelo Vásquez y Gonzalo Hervás).

Aunque tomo tiempo para re crearme viendo películas y series en la televisión, recientemente, me he aficionado a ver documentales. Realmente son buenos. Algunos de los que he visto últimamente están muy vinculados a la codicia, veamos algunos ejemplos:

a) The inside job: Explica de manera muy entendible lo ocurrido en la crisis económica mundial del 2008; un “puñado” de personas codiciosas de la industria financiera de Estados Unidos e Inglaterra, principalmente, decidieron querer tener más y más; los banqueros daban hipotecas a las personas que pudieran pagarlas, sin embargo, decidieron vender estas deudas a bancos de inversión que combinándolas con otras deudas (de autos, escolares, etc.) generaban “productos” llamados CDOs o derivados que vendían a inversionistas de todo el mundo con altísimos rendimientos; como los banqueros al inicio de esta cadena recibían su dinero inmediatamente al vender las hipotecas a los bancos de inversión, dejó de importarles a quién le daban hipotecas, así que muchísimas personas comunes pudieron comprar casas por medio de hipotecas que no podían pagar y se generó un enorme problema; durante todo este tiempo muchos pocos ganaron cientos de millones de dólares y, lo peor, es que sabían lo que hacían; hubo personas que pidieron al gobierno que se regulara esto y que los bancos y bancos de inversión no especularan con las deudas de la gente en inversiones riesgosas, pero los legisladores de estos países se negaron a hacerlo pues fueron sobornados con enormes cantidades de dinero por los mismos financieros; muchos profesores universitarios expertos en economía de las más prestigiosas universidades norteamericanas asesoraron en esto a los banqueros con anuencia de dichas instituciones educativas; millones de personas fueron afectadas, perdieron sus patrimonios, empleos, pensiones de jubilación y los responsables de todo jamás han sido perseguidos por la ley

b) Operation varsity blues: Explica cómo los millonarios norteamericanos sobornan, con millones de dólares, a profesores y entrenadores deportivos de las mejores universidades norteamericanas (Yale, Harvard, Stanford, Columbia, USC, Caltech, etc.), por medio de asesores educativos independientes, para lograr que sus hijos sean admitidos, de manera garantizada, como deportistas de alto rendimiento, sin serlo, o falsificando las respuestas en los exámenes de admisión; el escándalo fue descubierto por “casualidad”; los responsables sufrieron condenas mínimas que ya purgaron y, algunos, ni siquiera tocaron la cárcel

c) Rotten: Muestra lo que hay detrás de la producción y venta de alimentos; crímen organizado, fraude, robo, falsificación de productos, adulteración de bebidas, esclavitud y trabajos forzados, pobreza, destrucción de ecosistemas, agotamiento de fuentes y mantos acuíferos, etc.; estamos hablando de productos como aguacate, caña de azúcar, miel, vinos de mesa, alimentos a base de cannabis o marihuana, pollo, ajo, agua embotellada, cacao, leche, bacalao, etc.; ¿La causa? Todas estas industrias se han vuelto multimillonarias y grandes corporaciones legales (que actúan fuera de la ley) e ilegales junto con gobiernos corruptos, donde hay un pequeño puñado de personas, hacen lo que sea necesario para volverse inmensamente ricos a costa de miles de millones de personas y del medio ambiente

La acumulación de inmensas riquezas por muy pocos y el dejar desposeídos a millones de personas no hace más que acrecentar los problemas sociales.

No es cuestión de ideologías, no tiene nada que ver con eso.

Sin duda cambiar la filosofía de acumular y acumular por la de compartir es el camino para lograr un reparto más equitativo del ingreso y, con ello, vivir todos más justamente causando un menor impacto negativo en el planeta.

Recomiendo la lectura del libro de Toni Judt “Algo va mal”.

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