LA CONVERSACIÓN A SOLAS

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Algunas veces he preguntado a diferentes personas «Cuando platicas con alguien más ¿Cuántas conversaciones existen en ese momento?», a veces me dicen que dos, otros me dicen que no saben; la respuesta correcta es tres, la conversación pública que ocurre entre las dos personas, la conversación privada propia y la conversación privada del otro.

En algunas ocasiones la conversación privada suele ser tóxica (a veces inconsciente). Esta conversación privada nos coloca en una “cuatrilema”:

1) Ocurre en contra de la voluntad

2) Si la expresamos, envenenamos la relación con el otro

3) Si la guardamos, sus toxinas se vuelven contra nosotros, nos hacen daño

4) Aunque la guardamos, su contenido “se nota” (lo que no se dice, se actúa)

¿Qué hacer? Expresar o guardar para mí esta conversación privada envenenada. Un viejo proverbio dice “Ante dos malas opciones…elige una tercera”.

Un ejemplo de esto se da en “Un camino con corazón” de Jack Kornfield: “Tres hombres se encuentran frente a un árbol bello pero venenoso…el primer hombre, mirando sólo el riesgo personal, quiere talarlo; su reacción es: “Destruyámoslo antes que alguien coma su fruto contaminado”; el segundo hombre, más adelantado en el camino de la sabiduría, no tiene miedo, aprecia la tensión existente entre la belleza y el peligro del árbol, sabe que estar abierto a la vida demanda una actitud comprensiva por todo lo que existe, “No talemos al árbol”, dice, “pero pongamos un cerco a su alrededor para que nadie se envenene”; el tercer hombre, más avanzado aún en el camino de la sabiduría, dice: “Oh, un árbol venenoso, ¡Perfecto! Exactamente lo que estaba buscando, tomaré sus frutos y los utilizaré para preparar medicinas”

Entre expresar o guardarnos esta conversación privada tóxica, la mejor opción es procesarla.

Fredy Kofman, en su maravillosa obra “Metamanagement”, nos da la herramienta, se llama: “La columna izquierda”. Como siempre, lo mejor, está en su simpleza.

Aquí va:

1) La oportunidad de aprendizaje: Recuerda una conversación insatisfactoria

2) El marco contextual: En dos párrafos redacta, la naturaleza de la situación, con quien fue, cuál era el tema, etc.

3) Toma una hoja tamaño carta u oficio y divídela firmemente de manera longitudinal y desdóblala, verás que ahora hay dos columnas

4) La conversación pública: En la columna de la derecha escribe la conversación pública entre la otra persona y tú; qué decía la otra persona y que contestabas tú y así sucesivamente, con todo el detalle que recuerdes

5) La conversación privada: En la columna izquierda (de ahí el nombre de la herramienta), escribe todo lo que pensaste y sentiste que NO expresaste cada vez que la otra persona hablaba y cada vez que tú lo hacías

6) Resultados y reflexiones: Escribe dos párrafos tratando de contestar preguntas como ¿Qué salió mal? ¿Por qué consideras que salió mal? ¿Cuáles fueron los efectos de la conversación sobre el problema tratado, sobre el vínculo con el otro, sobre ti? ¿Cómo te sentiste después?

7) Auto indagación y rediseño: Responda algunas preguntas como ¿Por qué no expresaste lo que pensaste y sentiste? ¿Qué hubiera pasado si sí lo hubieras hecho? Pero sobre todo ¿Qué harías diferente si tuvieras de nuevo esa conversación?

Las conversaciones privadas tóxicas no procesadas se convierten en “bombas de tiempo” y literalmente “estallan”.

Muchas relaciones fracasan porque van guardando, sin procesar, los pensamientos y sentimientos tóxicos no expresados, o bien, porque los expresan sin ningún tipo de filtro.

Cada vez que termines una conversación, analiza si guardaste para ti pensamientos y sentimientos envenenados y procésalos con esta maravillosa herramienta.

Abrazo

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