MODELADO

Los que la conocen, saben que la historia de la Programación Neurolingüística (PNL) comienza con la inquietud de sus creadores, Richard Bandler y John Grinder, por tratar de averiguar lo que algunos terapeutas muy exitosos (Fritz Pearls, Virginia Satir, Milton Erickson) hacían para tener resultados extraordinarios con sus pacientes.

Bandler y Grinder, observaron y describieron con precisión los patrones de comportamiento y lenguaje de dichos terapeutas, es decir «modelaron» la forma de trabajo de aquellos y la integraron en sus propias prácticas. Los resultados no se hicieron esperar y pudieron enseñarlo a sus alumnos.

¿Qué es un modelo? Es algo que sirve como pauta para ser imitado, reproducido o copiado.

Recuerdo, hace algunos años, trabajaba mi proceso de consultoría con una empresa muy grande de tecnologías de información de un gran grupo industrial y de servicios. Estuve en una sesión con uno de los principales gerentes de la operación de dicha empresa y me decía «No sé qué hacer, tengo dos proyectos para sendos clientes, uno de ellos va avanzando de acuerdo a presupuesto, va a tiempo, estamos haciendo las entregas con la calidad requerida, no hay rotación de personal, mientras que, el otro, es todo lo contrario, retrasos y más retrasos, la gente se va, los entregables salen con defectos, estamos excediendo el presupuesto»; lo que hice fue preguntarle «¿Has observado y puesto por escrito lo que el proyecto exitoso está haciendo para modelarlo en el otro?», su respuesta fue «No se me había ocurrido».

Entiendo que la práctica escolar de «no copiar en el examen» tengo como su propósito el validar el conocimiento adquirido individualmente, sin embargo, en el mundo real, lo que hacemos es copiar en muchísimas ocasiones.

En este caso, la copia del éxito resulta muy productiva y, quizás, no la practiquemos con la frecuencia que deberíamos.

Cheap Heath y Dan Heath, son los autores de «Switch». Ellos dicen «Find a brigtht spot and clone it» (Encuentra un punto brillante y clónalo).

Uno de sus mejores consejos, me parece, es «No resuelvas problemas, copia el éxito».

Cuentan el caso del doctor Jerry Sternin quien fue invitado por el gobierno de Vietnam y la organización para la que él trabajaba (Save the Children) para poder remediar el problema de desnutrición de los niños de ese país.

Sabía que las causas eran problemas de pobreza, falta de educación en temas nutricionales, falta de agua limpia y saneamiento. El problema tenía la agravante del plazo. Le dieron sólo 6 meses para solucionarlo. Él sabía que, para atacar las causas, dicho plazo no era suficiente y, prácticamente, no había dinero para resolverlas (además de no conocer el idioma).

Cuando uno de nuestros hijos nos trae una boleta de calificaciones con un 10 en física y un 6 en matemáticas, tendemos a concentrarnos en el 6 y ver qué se puede hacer para mejorar ese desempeño, en lugar de ver qué fue lo que se hizo con el 10 y replicarlo.

Así que ignorando todas las «causas raíz», Sternin fue a visitar una pequeña villa rural en Vietnam, reunió a todas las madres y les pidió que vieran si existían en su comunidad casos de niños igual de pobres que todos, con las mismas probabilidades en contra pero que estuvieran bien alimentados, estuvieran sanos y fueran más grandes físicamente ¡Existían!

Mientras que los niños desnutridos hacían solo dos comidas «grandes» al día, los niños sanos comían 4 veces diarias. Mientras que los niños desnutridos comían de «la cazuela» familiar en porciones que ellos consideraban las mejores, los niños sanos eran alimentados por sus madres con porciones más apropiadas (incluso agregaban los cangrejos y camarones que eran reservados para los adultos, pues estos pensaban que no eran «buenos» para los niños). En fin, que encontraron los casos exitosos y comenzaron a copiarlos (claro que implicó entrenar a las mamás en el nuevo modelo porque «el conocimiento» no era suficiente para el cambio sino la práctica, además de algunas otras acciones).

Por otra parte, la práctica del modelado del éxito, puede orientarse sólo a los casos «de otros» cuando, en realidad, también tus propios éxitos pueden ser fuente de lecciones aprendidas a copiar para casos similares.

En su libro «High speed business» Eduardo de León de la Riva, un investigador de mercados de profesión y un apasionado de la fórmula 1 (automovilismo) por afición, decidió estudiar lo que los equipos (escuderías) de este deporte hacían y qué de ello podría «modelarse» para los negocios convencionales. Hay muchas buenas ideas.

Algo que hacen estos equipos es que, cada vez que termina una de las carreras de la temporada (hay una cada domingo), nadie se va a casa, por el contrario, ingenieros, mecánicos, pilotos y demás, se reúnen para hacer un «debrief» (preguntarse), es decir, una reunión para analizar dos cosas: «¿Qué hicimos bien para repetirlo?» y «¿Qué hicimos mal para no repetirlo?», es decir, aprendían de sus propios éxito y fracasos. Crean modelos del éxito y los repiten.

La próxima vez que tengas un problema, enfocarse en resolverlo podría no ser el camino más productivo, por el contrario, ampliar la mente y el enfoque para «voltear a los lados» y ver quién lo ha resuelto ya y copiarlo por medio de un buen modelo, es probablemente, el camino más corto.

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