Estuve leyendo el ejemplar del mes de abril en que la revista Expansión celebra sus 50 años de existir (1969 – 2019) y, gratamente, me encontré el artículo de Adolfo Ortega, «Somos animales narrativos». Habla de las oportunidades y los riesgos de contar historias (nos construyen y destruyen).
Aunque en el 2011 en México, las cifras macro económicas no eran «tan malas», el discurso nos decía lo contrario y creíamos más en éste que en los datos.
Lidia Muradep, autora de «Coaching para la transformación personal», nos dice que en el 2001, en plena crisis argentina, ella escuchaba uno y otro y otro «cuento» sobre lo terrible de la situación y nos dice, «Los estados de ánimo son contagiosos, no somos responsables de contagiarnos, pero sí de salir del contagio» y, se logra, cambiando el cuento.
Chimamanda Adichie, escritora nigeriana, nos regala una gran conferencia (ted.com) que se llama «The danger of a single story». Nos dice del riesgo de creernos la primera historia que nos cuentan (o nos contamos) y, como ejemplo, recuerda cuando su «room mate» en Harvard, le pregunta «¿Cómo es posible que hables inglés si eres de Nigeria?» y ella le dice «El inglés es el idioma oficial en Nigeria».
Adolfo termina refiriéndose al académico Walter R. Fisher que refutaba el argumento de los filósofos griegos de que somos seres racionales (Platón, Aristóteles…también lo hace Rafael Echeverría de la Ontología del Lenguaje), y dice «Si nuestra especie estuviera en un Zoo intergaláctico, Fisher quitaría de nuestra jaula el letrero de ‘Homo sapiens’ y lo cambiaría por el de ‘Homo narrans'». Somos lo que nos contamos y eso producimos.
Abrazo,
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