VER CON LA LENGUA

Ella se llama Beth y, hace tiempo, teniendo 16 años apenas y estudiando la preparatoria, era una destacada cantante en el coro de la escuela.

Fuera de esto, ella lucía como cualquier otra adolescente de su edad.

Mientras un concierto transcurre, ella está en el escenario interpretando una pieza con su extraordinaria voz en su rol de solista y, mientras lo hace, presta una muy estrecha atención al director del coro y cada uno de sus movimientos que la dirigen.

Pero su talento musical no es lo único que la hace especial, además, ella es ciega y lo es desde que nació.

Por supuesto que la primera pregunta que podría venir a nuestra mente es ¿Cómo hace entonces ella para ver fijamente al director y seguir sus instrucciones?

Ella lo está viendo con su lengua.

Beth está usando un dispositivo especial creado por Paul Bach-y-Rita, un neurocientífico de la Universidad de Wisconsin en Madison. Él ha dedicado la mayor parte de su carrera a investigar y demostrar su propuesta de que todos los sentidos han sido creados iguales y, no solo eso, sino que son intercambiables.

Bach-y-Rita explica que, con excepción de los labios, la lengua tiene la mayor cantidad de receptores nerviosos táctiles que cualquier otra parte del cuerpo.

El dispositivo que diseñó comienza con una cámara de video «amarrada» a la cabeza de quien lo usa que alimenta video información a una laptop que reduce la imagen a una señal de 144 pixeles que, a su vez, es alimentada a través de electrodos a una pequeña red que descansa sobre la lengua y que lee la imagen en una especie de braille supralingual.

Hasta su muerte en el 2006, este investigador trabajó con las fuerzas especiales de la marina de los Estados Unidos en un sistema que permitía ver a los soldados imágenes infrarrojas a través de sus lenguas y, además, trabajó para la NASA desarrollando sensores que permiten a los astronautas sentir cosas por afuera de sus trajes espaciales.

Él esperaba transformar su dispositivo de visión por medio de la lengua en un par de anteojos con una pequeña cámara de video inalámbrica.

Él decía «Cualquier cosa que sea posible medir puede ser transportada al cerebro y, si la podemos poner en el cerebro, el cerebro puede aprender cómo usarla».

Si el cerebro puede ver con la lengua o leer con las puntas de los dedos ¿Qué otras maravillas puede aprender el cerebro? La respuesta es, cualquier cosa y todo.

El salto cuántico que ha dado la neurociencia en las últimas décadas se puede resumir en una palabra: Neuroplasticidad.

Hasta antes de los scaneos cerebrales en tiempo real, se creía que nuestras neuronas se generaban (neurogénesis) y se conectaban de manera acelerada en nuestros primeros años de vida, se desaceleraba poco a poco y se detenía completamente en el momento en que entrábamos en la adolescencia.

Hoy sabemos que no es así. El descubrimiento de la neuroplasticidad vino a cambiar esta concepción.

Estamos generando nuevas neuronas y nuevas conexiones entre ellas todo el tiempo. Este proceso no se detiene en la adolescencia sino que continúa a lo largo de toda nuestra vida.

Cada vez que tienes un nuevo pensamiento o una nueva experiencia el cerebro se modifica. El cerebro cambia funcional, química y estructuralmente todos los días.

Lo interesante es que este proceso ocurre «sin» nuestra intervención, solo por el hecho de existir y pensar, el cerebro cambia construyendo nuevas conexiones entre las neuronas.

Pero ¿Y si pudiera intervenir para modificar el cerebro como yo quisiera que fuera? ¿Es esto posible?

Sí, es posible y la clave es la repetición.

Repetir un pensamiento, repetir una acción o poner atención en algo de manera repetida modifica el cerebro. Esto quiere decir que si yo elijo qué pensamiento repetir o qué acción repetir o en qué pongo mi atención de manera repetida, podría moldear mi cerebro como yo deseo.

Es por eso que las técnicas neurocientíficas del establecimiento de metas, repetición de afirmaciones (pensamientos) sobre las mismas, visualización del futuro deseado en tiempo presente de manera repetida, selección y colocación en diferentes espacios de imágenes sobre lo que deseo lograr, etc., han demostrado ser tan útiles para modificar y desarrollar el cerebro que deseamos.

Ahora bien, si lo crees lo que creas. Esto quiere decir que si desarrollamos nuestro cerebro para que crea lo que deseamos, por medio de nuevas conexiones neuronales y, por otra parte, sabiendo que lo que cree el cerebro es como si estuviera pasando, terminaremos por modificar la realidad «allá afuera» para que sea como nuestra nueva realidad mental dado que al cerebro no le gusta que haya diferencias entre lo que es y lo que cree.

Te invito a conocer un poco más de esto y, si te convence, lo uses para alcanzar lo que deseas por medio de desarrollar el cerebro que necesitas.

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