NUESTRO INCREÍBLE SISTEMA DE COMUNICACIÓN CELULAR

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Del libro “La cura el alcoholismo y otras adicciones” de Chris Prentiss

En el centro del cerebro se encuentra una increíble glándula llamada hipotálamo. Es la mayor fábrica de químicos en el cerebro. Entre otras funciones, está la de producir péptidos, que son pequeños eslabones de aminoácidos, digamos, los ladrillos con los que se construyen las proteínas. Cada tipo de péptido que produce está esencialmente determinado por lo que piensas y sientes. El hipotálamo produce péptidos que duplican cada emoción que experimentas: ira, odio, tristeza, frustración y depresión, alegría, entusiasmo y felicidad.
Los péptidos se canalizan a la glándula pituitaria y luego al torrente sanguíneo, donde llegan a veinte o treinta trillones de células de tu cuerpo (aproximadamente diez mil células humanas de tamaño promedio caben en la cabeza de un alfiler). Cada célula de tu cuerpo posee varios millones de “receptores” en su faz y quizá hasta setenta diferentes tipos de estos. Un receptor se conforma por una sola molécula que posiblemente sea “la más sofisticada, rara y complicada clase de molécula que existe”, dice Candance Perth en su maravilloso libro The molecules of Emotion.

A principios de la década de los setenta, la doctora Perth fue la primer científica en probar la existencia de esos receptores con su descubrimiento del receptor opiáceo. Ella describe una molécula como “la pieza más pequeña posible de una sustancia que aún puede ser identificada como la sustancia” y afirma que las moléculas receptoras flotan en la aceitosa membrana exterior de la célula, con raíces “que varias veces, ida y vuelta, se desplazan a lo largo de su extensión y alcanzan en lo profundo el interior de la célula”. Continúa diciendo que “la vida de una célula, lo que a cada momento realiza, está determinada por el tipo de receptores que están en su superficie y si dichos receptores están ocupados por ligas o no”. Una liga es una pequeña molécula que se une a un receptor celular. Existen tres tipos de químicos de ligas: Neurotransmisores, esteroides y, las que más nos interesan ahora, los péptidos. De acuerdo con la doctora Perth, tantas como el 95 por ciento de todas las ligas, podrían ser péptidos.

Los péptidos encallan en las células y crean minúsculos fenómenos fisiológicos que “a nivel celular pueden traducirse en grandes cambios de comportamiento, actividad física, incluso, estado de ánimo”, según dice la doctora Perth. Aún más, declara que estos químicos – los péptidos – “desempeñan un papel fundamental al regular prácticamente todos los procesos de la vida”. Cuando los péptidos encallas en los receptores, toman el control de las actividades de la célula, incluída, entre otras cosas, la división celular y la composición de células nuevas. Es como el capitán de un barco que subiendo a bordo comienza a ordenar a la tripulación.

En la reveladora película ¿Y tú que sabes? (What The Bleep do We Know¡?, 2004), el doctor Joe Dispenza explica que cuando una nueva célula se produce, no es siempre un clon de la vieja célula sino una célula que contiene más receptores para el péptido que ha recibido y que causó que se dividiera. Si la célula recibió péptidos producidos por emociones de depresión, la nueva célula tendrá más receptores para la depresión y menos receptores para los péptidos del bienestar.

Hay una constante comunicación en ambos sentidos entre cuerpo y cerebro ¿Recuerdas algún suceso que te producía la sensación de “hundimiento” en el área del estómago?

Ese es el tipo de comunicación que prevalece entre el cerebro y el cuerpo. Las recientes investigaciones han encontrado que no sólo el cerebro se comunica con las células sino que las células se comunican con el cerebro y otras partes del cuerpo. De hecho, los últimos descubrimientos de los científicos revelan que no pensamos exclusivamente con el cerebro. Pensamos también con el cuerpo. De hecho, no es impreciso considerar al cuerpo entero como parte del cerebro. Ese puede ser un pensamiento nuevo e impactante, pero no lo rechaces. Muchos científicos actualmente creen que en realidad somos “cuerpocerebro”.

Los receptores de la célula desempeñan un papel importante en el increíble sistema de comunicación del cuerpo. La doctora Perth explica que los “receptores y sus ligas han llegado a ser vistos como ‘moléculas de información’ – las unidades básicas de un lenguaje utilizado por las células en todo el organismo para comunicarse a través de sistemas como el endocrino, neurológico, gastrointestinal, incluso el sistema inmunológico”

El impacto de esta información sobre cómo nuestros pensamientos y sentimientos crean y condicionan a las células y cómo éstas se comunican es apabullante. Piensa en ello…¿Qué comunican los receptores de tus células al resto de tu cuerpo justo en este momento?

Dependes de la división celular para la reproducción, crecimiento, reparación y reemplazo de células dañadas, gastadas o muertas. Un estimado de trescientos millones de divisiones celulares ocurre cada minuto para reemplazar células que mueren. Cada día, dos por ciento de las células de nuestra sangre muere y es reemplazado por nuevas células. Cada dos meses, tienes un componente sanguíneo completamente renovado. Considerando lo dicho sobre los péptidos, receptores y el papel de las emociones y pensamientos, puedes ver la cadena de eventos que tiene lugar cuando se crean nuevas células de acuerdo con lo que piensas y sientes.

Si estás deprimido durante una hora, producirás aproximadamente dieciocho billones de nuevas células que tendrán más receptores de péptidos del tipo depresivo, y menos de péptidos de bienestar. Es como si trillones y trillones de receptores abocinaran sus manecitas alrededor de sus bocas para gritar: ¡Queremos más depresión!

Los pensamientos tristes crean un cuerpo que es capaz de sentir más tristeza que alegría. También crea la necesidad de generar más pensamientos tristes. Te vuelves adicto a la tristeza. Tú sabes a dónde conduce eso, pues has estado ahí…a la dependencia.

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