EL PODER DE LA MENTE SOBRE LA MATERIA

Hace años tuve la extraordinaria experiencia de participar en el festival de la canción de la universidad donde estudié, allá por el lejano 1985. Yo era el intérprete, acompañado por varios instrumentos y un padrísimo coro. El día del primer reto, la eliminatoria, yo tenía fiebre (claro, mi cerebro me decía «¡No lo hagas!», estaba totalmente fuera de mi zona cómoda y, el mensaje de mi cerebro, se reflejó en mi organismo). Con todo y la fiebre, enfrenté la experiencia. Pasamos a la final en primer lugar. Dos días después, fue la final, en un auditorio con más de 1,000 personas. Si el primer reto era enorme para mí, el segundo mucho más. La final terminó con un primer lugar en interpretación varonil, segundo lugar como mejor canción y una mención especial para nuestro coro.

Ahora lo veo con claridad «El poder de la mente sobre la materia». Tuve la actitud mental para sobreponerme a mi cerebro y realizar el reto. Todo está en nuestra mente.

Seguro que has escuchado esta frase y hasta has tenido tú también una experiencia propia que la valida. Es cuando tu mentalidad fue la necesaria para superar algún problema, reto o para alcanzar una meta retadora.

Quizás donde esta frase se hace más patente o, al menos más increíble, es cuando una persona se sobrepone a una situación de salud crítica o hasta terminal.

Joe Dispenza, autor de «Desarrolle su cerebro», fue objeto de una experiencia así. Tuvo un accidente en un triatlón en el que participaba, que le destrozó la columna. Se le propuso ser sometido a una operación que lo sanaría parcialmente. En contra de todo y todos, decidió no operarse y comenzar un proceso de sanación por su cuenta, usando el poder de su mente. Lo logró y, al mismo tiempo, se despertó su curiosidad.

Comenzó a entrevistar a personas que pudieron sanarse solos cambiando sus pensamientos y emociones, lo que producía sus malestares físicos, sin tratamientos médicos (tradicionales o alternativos), sin terapias.

Entre todos ellos encontró 4 coincidencias:

1. Una inteligencia superior innata nos da vida y puede sanar el cuerpo: Todas las personas creían que una inteligencia superior habitaba dentro de ellas; mente divina, mente espiritual o mente subconsciente, aceptaban que había un poder interior que les daba vida a cada instante y que sabía más de lo que ellos podían llegar a saber y, incluso, si llegaban a esta inteligencia, podían darle instrucciones para que empezara a trabajar para ellas

2. Los pensamientos son reales; afectan al cuerpo de manera directa: Los pensamientos que producen los químicos en el cerebro permiten que el cuerpo se sienta de manera en la que estamos pensando; cuando el cuerpo responde a un pensamiento con un sentimiento y sensación, esto genera una respuesta en el cerebro; el cerebro, que constantemente evalúa y controla la situación del cuerpo, nota que este último se siente de manera determinada; en respuesta a esta sensación corporal, el cerebro genera pensamientos que generan los correspondientes mensajeros químicos y uno empieza a pensar del mismo modo en que se está sintiendo; el pensamiento crea el sentimiento y, entonces, el sentimiento crea el pensamiento, en un ciclo continuo

3. Podemos reinventarnos: Todas las personas entrevistadas por Dispenza sabían que para convertirse en personas transformadas, debían repensarse en una nueva vida, trabajando a fondo con sus pensamientos; las células nerviosas que se encienden juntas, se conectan entre sí (hagas algo de manera repetida o sólo visualices mentalmente que lo haces); las células nerviosas que ya no se encienden juntas, ya no se conectan entre sí (si dejo de repetir un pensamiento, el cerebro descarta los circuitos que ya no se utilizan), el fenómeno se llama Aprendizaje de Hebb; el cerebro cambia cuando pensamos algo de manera repetida o cuando dejamos de pensar algo de manera repetida (cambian las redes neuronales)

4. Somos capaces de prestar tanta atención a algo que podemos perder la noción del tiempo y espacio relativos: Cada persona debía alcanzar un estado de decisión absoluta, férrea voluntad, pasión interior y completa concentración; el primer paso es que este proceso se volviera lo más importante en sus vidas; todos practicaron convertirse en un observador objetivo de sus antiguos pensamientos familiares; cuando ponemos toda nuestra atención en nuestros pensamientos, nos desconectamos de nuestro cuerpo y nuestro entorno, incluso del tiempo; con esto, pudieron empezar a convertirse exactamente en lo que estaban imaginando

Todas estas personas se sanaron de situaciones críticas, de enfermedades peligrosas o crónicas (leucemia, lesiones, malestares digestivos, hipertensión, etc.).

Algunos piensan «¿Y por qué no intentarlo si ellos estaban en una situación crítica?» Pero ¿No tienes hoy tú mismo alguna situación material, de salud, espiritual o de cualquier tipo, no crítica, pero que está minando tu calidad de vida?

Crítica o no crítica, cualquier situación puede mejorar si cambia tu cerebro y éste cambia como tú desees, controlando tus pensamientos y repitiéndolos con visualización y emoción.

Abrazo,

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