
Justo ayer tuve la oportunidad de trabajar con el grupo de entusiastas líderes de una empresa dedicada al transporte y la logística allá por Guadalajara.
Estuvimos trabajando sobre la coordinación productiva de acciones por medio de principios colaborativos (centrados en uno mismo, no en el «otro») y un conjunto de herramientas de conversación (para el entendimiento mutuo y el acuerdo).
Casi por terminar, la persona responsable de servicio al cliente, comentó que usar los nuevos principios y herramientas, sería «difícil».
Refiriéndome a la última parte del libro «Mini hábitos» de Stephen Guise, me permití decirle a ella «Recuerda que es fácil, no lo olvides».
El señor Guise, nos da una serie de reglas para lograr hábitos duraderos por medio de establecerlos en pequeñas cantidades. Una de las reglas (la número 6) dice «Recuérdate lo fácil que es». El autor dice «Cuando observes tu minitarea y sientas resistencia, será probablemente porque no estés pensando en lo fácil que es…cuando tú, como muchos otros, creen que lograr un cambio de hábito es algo tan difícil ¿No tiene sentido que quizá sea tu propia mente la que lo hace difícil?….».
Allen Carr, autor del libro «La manera fácil de dejar de fumar», dice: «Repite: Dejarlo es fácil, dejarlo es fácil,…»; cada vez que tu pensamiento sea «Es dífícil», el cerebro percibe dificultad y lo hace difícil.
Hace años, mi hijo, cuando era pequeño, estudiaba matemáticas y cuando le pregunté «¿Qué haces?» me dijo «Pues aquí papá, estudiando matemáticas, pero es tan difícil y tan aburrido». Me aproximé a él y bajando mucho la voz, casi en secreto, le dije (como si no quisiera que alguien más escuchara) «Tu cerebro tiene orejas y te está escuchando y lo que le dices, se lo cree». Abriendo ampliamente sus ojos me preguntó «¿Y entonces?¿Qué le digo», yo respondí «Dile que estudiar matemáticas es fácil y divertido, dile a tu cerebro que lo disfrutas y repítelo muchas veces». Sus notas mejoraron.
Nuestros cerebros han sido entrenados equivocadamente por las normas sociales y las creencias limitadoras.
Robert Kegan y Lisa Laskow Lahey, en su libro «How the way we talk can change the way we work» (Cómo la manera en que nos hablamos puede cambiar la forma en que trabajamos), nos dicen: «…nos referimos a la forma en que nos hablamos a nosotros mismos, la cual, raramente es considerada como la forma conversacional más influyente y continua…hablarse a uno mismo no es un signo de locura, depende de lo que nos decimos a nosotros mismos».
¿Qué te estás diciendo?
Las personas más exitosas (no solo material o económicamente), las que logran dominarse a sí mismos y alcanzan sus sueños, consciente o inconscientemente, se hablan diferente: «Es fácil», «Sí puedo», «Siempre hay opciones» y, por supuesto, actúan de acuerdo a ese diálogo capacitante.
Abrazo,
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