
Ya lo saben, me dedico a ayudar a personas, equipos, jefes y organizaciones a obtener mejores resultados por medio del desarrollo, el aprendizaje y el crecimiento.
Sabemos que hay dos mentalidades, de las que he hablado en otras ocasiones:
1) La mentalidad fija: Se trata de aquellas personas con autoestima defectuosa, que se valoran en la medida de sus éxitos, por lo tanto, les da miedo el fracaso o cometer errores y, cuando aparecen estos, terminan culpando a otros o a algo; además, dado que se valoran en la medida de sus éxitos, tienden a poner metas que saben de antemano que pueden lograr, sólo aceptan pequeños retos que disminuyan al mínimo la probabilidad de fallo, no aceptan críticas, quieren tener todo el tiempo la razón, quieren demostrar siempre que sí saben, etc
2) La mentalidad de crecimiento: Se trata de personas con autoestima sana y que, aunque buscan tener resultados, reconocen que los errores pueden aparecer y ven estos como oportunidades para reflexionar y aprender, lo que termina conduciéndolos al progreso; además, saben que en el camino de lograr buenos resultados, siempre hay cosas fuera de su control, pero no las culpan, al contrario, las enfrentan aumentando su capacidad de respuesta o respons[h]abilidad, es decir, las acciones que pueden emprender, ven la vida como un proceso de crecimiento y desarrollo, aceptan la retroalimentación respetuosa sin molestarse, tomar retos mayores, están abiertos al aprendizaje, etc.
Por otra parte, tenemos el proceso de aprendizaje (aumentar nuestra capacidad para alcanzar lo que deseamos, con mentalidad de crecimiento):
a) Descubrir la brecha entre dónde estoy y dónde deseo estar en el futuro (definir la situación actual y establecer la situación deseada o meta)
b) Inventar o diseñar un plan de acción (con actividades y fechas, que puede incluir acciones para desarrollar las competencias que pueden hacer falta)
c) Ejecutar el plan diseñado
d) Evaluar si estoy avanzando o si lo estoy haciendo a la velocidad que deseo (si no, ajustar el plan y volver al inciso “c”)
Otra manera de entender este proceso (con la mentalidad de crecimiento necesaria) es imaginándote como una “máquina”. Esta máquina necesita tener varios requisitos para que funcione apropiadamente:
1) Metas a alcanzar
2) Un diseño, que no es otra cosa que un plan de acción, como ya lo mencionamos
3) Gente ¿Con quién voy a contar para ejecutar el plan?
4) Resultados, que más que un requisito es una consecuencia, lo que produce esta “máquina”
Si se tienen metas claras, un buen diseño y cuentas con la gente apropiada para apoyarte, obtendrás buenos resultados, pero ¿Y si no?, pues habrá que enfocarse en los requisitos 2 y 3. Cambiar el diseño (acciones) y hablar con la gente o cambiarla, si es necesario.
En mi experiencia, muchas personas viven operando la “máquina” que ellos son, es decir, son lo “operadores” de la máquina, sin embargo, pocas veces se vuelven “administradores” de la “máquina” pero ¿Qué significa esto? Quiere decir que viven en constante actividad sin detenerse en realizar un “pensamiento objetivo de alto nivel”, es decir, sin observarse a sí mismos como operadores de su “máquina”, sin analizar el diseño (sus acciones) y sin analizar a la gente en la que se están apoyando. En resumen, este nivel de pensamiento, implica, voltearse a verse, ver sus acciones y ver a la gente a su alrededor, para analizar la posibilidad de hacer cambios y obtener los resultados deseados.
Es necesario, por momentos, dejar de ser “operador” y convertirse en “administrador”, de la “máquina” que eres.
Para una organización es igual, solo con una pequeña diferencia, el requisito dos, el diseño, no son solo planes de acción sino también tener la cultura correcta. Sin embargo, igualmente, la organización necesita dejar de “operar” eventualmente y verse así misma para afinar la cultura (y sus planes de acción) y tener a la gente correcta.
Operar, operar, operar, parece ser el nombre del juego.
Recuerdo cuando desayuné con el director de una empresa hace algunos años y me platicaba de sus preocupaciones y su desesperación por no obtener los resultados que esperaba del negocio. Le recordé el hábito de “afilar la sierra”. Parar periódicamente para analizar acciones, cultura y gente, es necesario, para hacer ajustes.
En fin, tener un pensamiento objetivo de alto nivel + mentalidad de crecimiento, es nuestra capacidad para pasar del rol del “operador” de la “máquina” al del “administrador” de la misma.
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