
Muchos de nosotros, quienes deseamos cambiar hábitos o conductas, no lo hacemos, entre otras cosas, porque no valoramos las consecuencias y decimos ¡No pasa nada!
Y no es que no pase nada pero, quizás, muy poco.
Cuando no vemos consecuencias (o grandes consecuencias) no tenemos motivación para cambiar.
De acuerdo a las investigaciones, Kerry Patterson, en su libro «Change Anything», propone hacer mucha conciencia de las consecuencias negativas de no cambiar y, al mismo tiempo, de las consecuencias de cambiar. Esto aumentará nuestra motivación personal.
Cuando las consecuencias se vean lejanas, algo que puede ayudar es relatar la «historia vívida completa» que no es más que las relaciones causa – efecto inmediatas, de mediano y de largo plazo. Cuando tú fumas ahora, están pasando cosas, y con el tiempo, pasan otras y otras y otras; lo mismo sucede con la vida sedentaria o con el gasto descontrolado, ahora mismo. Tendemos a llenar nuestra mente con experiencias presentes y. como en ellas, no percibimos consecuencias o grandes consecuencias, volvemos al «¡No pasa nada!»
Alguien decía por ahí «Subvalora el corto plazo y sobrevalora el largo plazo». Las grandes consecuencias están «allá, lejos». Las buenas y las malas.
Ray Dalio, entre las muchas cosas que escribe en su libro «Principles» nos dice «Dale peso a las consecuencias de segundo y tercer orden», refiriéndose a las consecuencias más lejanas en el tiempo, no a las inmediatas.
Nos dice «Las personas que sobrevaloran las consecuencias de primer orden (inmediatas) de sus decisiones e ignoran los efectos de segundo y tercer orden, rara vez alcanzan sus objetivos…con frecuencia las consecuencias de primer orden tienen aspectos poco deseables (sacrificios) en comparación con las de segundo o tercer orden; por ejemplo, hacer ejercicio tiene consecuencias inmediatas como el cansancio y el tiempo que se invierte en ello (negativas) contrarias a las consecuencias de segundo y tercer orden como un mejor estado de salud y una mejor apariencia (`positivas); con frecuencia las consecuencias inmediatas son las tentaciones que nos cuestan lo que realmente queremos».
Toma tus decisiones pensando en lo que te puede ocurrir a lo largo del tiempo, en el mediano y largo plazos, tanto si cambias como si no cambias y, deja de una vez, el «¡No pasa nada!»
Abrazo,
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